Te levantas por la mañana sin ilusión, sintiendo que no tienes energía para afrontar el día. Vas a trabajar y, a pesar de esforzarte, sientes una tensión constante que no te deja en paz. En más de una ocasión, incluso has llorado en los baños de la oficina. ¿Te identificas un poco con esto?
Aunque no lo creas, eso sucede con más frecuencia y a más personas de las que imaginas. Y déjame decirte que si la realidad imaginaria que te he planteado en el párrafo anterior te suena familiar, es posible que estés experimentando un síndrome de burnout, un problema que tiene sus raíces en algo que se da aún de manera más común: el estrés.
¿El estrés qué es y cómo se relaciona con el burnout?
Veamos, ¿el estrés qué es exactamente? Es una pregunta que muchos me hacen, especialmente cuando se sienten atrapados en una espiral de agotamiento físico y emocional. El estrés es la reacción que tiene nuestro organismo ante circunstancias que consideramos peligrosas o difíciles. Es una reacción natural que, en pequeñas dosis, puede incluso ser útil para ayudarnos a enfrentar retos. Sin embargo, cuando se vuelve crónico, puede llevarnos a un estado de desgaste total, tanto en el trabajo como en nuestra vida personal.
¿Cómo se relaciona el estrés con el burnout? Imagina que empiezas un nuevo trabajo con energía y entusiasmo. Al principio, todo va bien, pero con el tiempo, la presión constante, las largas horas y la falta de reconocimiento comienzan a pasarte factura. Poco a poco, el estrés se convierte en tu compañero diario, agotando tus reservas de energía y afectando tu capacidad para disfrutar del trabajo. Este (el estrés continuado) es el primer paso hacia el burnout.
¿Qué hace que el estrés sea tan peligroso?
Básicamente, su capacidad de invadir todos los aspectos de tu vida. El estrés no se queda en la oficina; se cuela en tus relaciones personales, en tu tiempo libre y hasta en tu descanso. Empiezas a descuidar actividades que antes disfrutabas, como hacer deporte o pasar tiempo con amigos, porque te sientes demasiado agotado. Y es aquí donde comienza el ciclo destructivo: cuanto menos te cuidas, más te afecta el estrés, y cuanto más te afecta, menos energía tienes para cambiar las cosas.
¿Cómo evitar que el estrés te lleve al burnout?
Primero que nada, déjame dejarte bien en claro esto: el estrés no se gestiona, se evita.
Dicho eso, el primer paso para evitar el estrés es que seas capaz de reconocer las señales: falta de energía, desconexión emocional y una sensación de ineficacia en tu trabajo.
Si te sientes identificado con alguna de estas características, créeme, es hora de que tomes acción. Buscar un equilibrio entre trabajo y vida personal, establecer límites claros y priorizar el autocuidado son pasos esenciales para combatir el estrés y evitar caer en el burnout. Y si no puedes solo/a busca ayuda de personas cercanas o de la mano de algún profesional de tu confianza. También puedes apuntarte a mi newsletter y recibir un email diario con consejos para bajar a niveles saludables el estrés.
Reflexiona y toma acción
Si has llegad hasta aquí es porque te has preguntado: ¿el estrés qué es? ¿Cómo lo enfrento? Te animo a reflexionar sobre tu situación actual:
- ¿Estás cuidando de ti mismo/a?
- ¿Estás prestando atención a las señales que te envían tu cuerpo y tu mente? ¿Eres consciente de ello?
No subestimes el poder del estrés y su capacidad para afectar tu vida. Pero tampoco subestimes tu capacidad para cambiar las cosas y recuperar el control.
Recuerda, el primer paso para combatir el estrés es entenderlo. Y si sientes que necesitas respaldo, no tengas miedo de pedir ayuda. Al final, tu bienestar es lo más importante.
Cuídate mucho y disfruta de la vida.