Recuerdo perfectamente aquel martes de julio hace ya unos años. Había dormido poco. Hacía calor en Madrid, ese calor espeso que se te mete dentro y te deja sin energía. Me metí en la ducha con la esperanza de que el agua me despejara. Pero no. El estómago cerrado, el pecho apretado, y esa pregunta que me venía desde hacía semanas: ¿Qué leches estoy haciendo con mi vida?
Sencillamente no podía más. Me sentía sobrepasado. Necesitaba parar.
Aquella fue mi crisis profesional. No fue un despido. Ni un fracaso estrepitoso. Fue algo más silencioso: darme cuenta de que estaba tan metido en un rol, en una identidad, en un ritmo, que había dejado de escucharme. Y cuando lo hice, cuando por fin lo hice… nadie aplaudió. Nadie vino a salvarme. Nadie te salva en estas cosas, sólo puedes salvarte a ti mismo.
¿Qué es de verdad la resiliencia laboral?
Resiliencia laboral, al menos como yo la entiendo, es esto: tener el coraje de mirarte de frente cuando te has roto por dentro. Y reconstruirte con algo más verdadero. No con lo de siempre. No con las piezas de antes. Con otras. Más tuyas.
No es hacerte el fuerte. No es fingir que todo va bien. Ni tampoco ese cuento de “haz de tus fracasos fortalezas” que se lee muy bonito en una taza de desayuno.
Lo primero que necesitas es parar el ruido. Porque después de una crisis profesional, lo habitual es que tu mente se ponga como una radio mal sintonizada llena de voces agresivas. Culpas, reproches, miedo, prisa por hacer algo ya. Pero nada crece en ese terreno. Ni la confianza. Ni el sentido. Ni las ganas.
Por eso, una de las cosas que más me ha servido a mí, y que comparto con mucha más gente en situaciones parecidas, es esto: crear un espacio diario donde entenderte, donde escucharte, aunque solo sean tres minutos. A veces te bastará con una frase que te resuene. O con una historia que te recuerde que no estás solo en esto.
Eso es lo que hago en mi email diario antiestrés gratuito: un espacio breve, directo, sin humo, donde te cuento cosas reales que te pueden ayudar a sostenerte, inspirarte o simplemente respirar. Historias mías, de pacientes, de personas como tú. Te invito a sumarte. Es gratis y llega cada mañana.
El momento en el que el cuerpo dice “basta”
Una tarde de esa misma semana me subí a la Pedriza. Necesitaba aire, literalmente. Me senté en una piedra al lado de un pinar. No había cobertura, ni ruido, ni nadie. Y ahí me di cuenta de que llevaba años desconectado de algo tan básico como mi cuerpo. Llevaba meses con insomnio, contracturas, palpitaciones. Pero seguía. Como si parar fuese un lujo.
Lo que me enseñó esa piedra y ese silencio fue que no se puede reconstruir una vida desde la cabeza solamente. Que si no estás bien físicamente, emocionalmente, si no duermes, si no te mueves, si no respiras… no hay plan de resiliencia que valga.
Así que si tú también estás en ese punto de inflexión, hazte un favor: pregúntate primero cómo estás. No qué vas a hacer. Si no cómo estás de verdad. Y si no sabes la respuesta, tómate tiempo. Camina. Escucha tu cuerpo. Escríbelo. Compártelo con alguien. O simplemente… respira.
El camino de vuelta no es lineal (pero merece la pena)
A veces, salir de una crisis profesional implica cambiar de trabajo. A veces, no. A veces solo necesitas cambiar la forma en que estás en tu trabajo. O la forma en la que estás contigo. Pero lo que sí sé es que necesitas revisar de verdad tu estilo de vida. Tu manera de trabajar. Y también tu manera de exigirte.
Porque si vuelves a lo mismo sin cambiar nada, solo estarás dándole una segunda oportunidad a lo que ya te rompió.
La resiliencia laboral no es volver a estar como estabas. Es volver a ti. A lo que tiene sentido para ti. A lo que te conecta. Y eso, por experiencia, no se encuentra en los libros de empresa ni en las charlas de autoayuda. Se encuentra en ti. En tus señales. En tus límites. En tu cuerpo.
Y si necesitas ayuda para escuchar todo eso, para ir cambiando poco a poco tu manera de vivir el trabajo y tu día a día… puedes hacerlo conmigo cada mañana. Mi email diario gratuito no te va a cambiar la vida, pero te va a acompañar a mirarla distinto. Y a veces, eso ya lo cambia todo. Apúntate aquí. Nos vemos dentro.
Cuídate mucho y disfruta de la vida.